11 febrero 2010

El analfabetismo científico afecta al mundo, a México pero más a Oaxaca.

Marcelino Cereijido es profesor emérito del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN. Ha fungido como asesor del Centro Latinoamericano de Biología de la UNESCO y es miembro de la Comisión Dictaminadora del Sistema Nacional de Investigadores de México y del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República (CCC).


El 5 de febrero el Dr. Cereijido estuvo en la Casa de la ciudad, como invitado de Café científico, evento que promueve la Dirección de Promoción y Difusión de la Ciencia y las Artes del municipio de la ciudad de Oaxaca. Su plática trató sobre un tema que es también una realidad o una verdad que duele y que no se quiere ver, mucho menos reconocer: el analfabetismo científico, con este término Carl Sagan (1934-1996) refiere a la incapacidad de comprender los mecanismos más sencillos de la ciencia, tanto los conceptos científicos como sus objetivos y sus procedimientos.

El analfabetismo científico no permite tomar decisiones en la vida cotidiana, interpretar les estadísticas desviadas y reconocer la falacia oculta detrás de falsos milagros o falsas ciencias. Como dijo Carl Sagan, lo contrario al analfabetismo científico es una luz que ilumina la obscuridad, que es la ignorancia (Piqueras 2002-2004).

México no es el único país del tercer mundo sin ciencia o con un poco de investigación, al igual que otros países sí tiene mucho que pagar en equipos, transportes, comunicación, medicinas, producidas por y en el Primer Mundo, acción que nos ha conducido a la desocupación y a la miseria. La falta de ciencia no viene huérfana “tiene un drama aparejado, el analfabetismo científico, pues cuando a un pueblo le faltan alimentos, energía, medicinas, sus habitantes son los primeros en detectar la falta; en cambio, cuando carece de ciencia no sólo es incapaz de advertirlo, sino que tampoco logra imaginar qué haría con ella”.


Los tintes trágicos suben de tono, si a esto se le agrega que “los investigadores se quejan de que los gobiernos no destinan suficientes fondos a la ciencia, la rodean de una burocracia sofocante y acaso delictuosa (llegan a malgastar opacamente fondos en proyectos sin originalidad alguna”) como claro ejemplo de este analfabetismo científico es la falta de estrategias, para solucionar problemas de drenaje que presenta Oaxaca, una ciudad naturalmente bella, que en tiempo electorales pareciera que el único problema que presenta fuera la fealdad de sus calles y/o de sus parques. Entendamos que “La ciencia no acepta milagros ni revelaciones, ni principios de autoridad, no busca cosas insólitas”.


Nuestros flamantes gobernantes no son los únicos representantes de la tragedia, están los empresarios, que no saben cómo actuar ante la competencia tecnológica, por eso rara vez recurren a la comunidad científica-universitaria, sin embargo estas decisiones no son producto de la mala fe, sencillamente son analfabetas científicos que no tienen claro “¿qué es y para qué serviría la ciencia, ni porqué el carecer de ella nos hunde en desocupación, miseria y dependencia”

Sin afán de herir sensibilidades, Cereijido dijo: “El analfabetismo científico no surge de ninguna perversidad, sino de una educación arcaica, que no ha logrado conferirles una visión del mundo que sea compatible con la ciencia” es urgente que todos los que estamos involucrados en la educación de niños, jóvenes y universitarios, trabajemos con estrategias que permita reconocer que la ciencia es el modelo más viable de interpretación y es la única forma de que nuestro país crezca, sólo que para ir en esa dirección hay que dejar a un lado la docencia autoritaria.

El ponente recalcó que mientras el primer mundo se apoya en la ciencia, en países del tercer mundo se habla de apoyar a la ciencia, los representantes de los gobiernos, empresarios y algunas instituciones educativas del ámbito público y privado no se dan cuenta de la necesidad que México en general, Oaxaca en particular, tienen de la ciencia, en este sentido expresó Cereijido “no dan posibilidades a los investigadores de trabajar con procesos metodológicos a favor de la construcción del conocimiento… les exigen trabajar bajo incomprensibles y autoritarias normas administrativas”.

Amsterdan


Otra idea que debe ser interiorizada para que en Oaxaca, hagamos algo ya, en defensa de poseer una cultura científica es porque “México ha dado pasos importantísimos, que un menosprecio generalizado corre el riesgo de ocultarnos. En primer lugar ha forjado una comunidad de investigadores que publican en las mejores revistas del mundo, forman parte de los cuerpos científico/docentes de las mejores universidades de Europa y Estados Unidos. En segundo, ha desarrollado una divulgación científica excelente, eficaz, atractiva, estimulante. Ahora debe encarar una acción para desarraigar el analfabetismo científico, sobre todo el más nocivo, el de Estado y de nuestros líderes. Pero debe hacerlo recordando que la idea es educar, no denostar. Reconozco que no es fácil montar una campaña nacional para erradicar el analfabetismo científico. Así¬ y todo, el primer paso debería ser un diagnóstico que no vilipendie a quien se propone alfabetizar. Sé muy bien que, para el analfabeta científico todo se plantea y se juega con un enfoque político-economicista-humillador. Pero eso es parte del problema a resolver”.

Todos como actores de esta sociedad tenemos la responsabilidad de hacer que se busquen soluciones mediante la construcción del conocimiento científico, herramienta con la que enfrentaremos a ese lastre tan peligroso que Goethe llamó "la ignorancia en acción".

Referencias documentales.
Sagan, C., (1997) El Mundo y sus Demonios. La Ciencia como una Luz en la Obscuridad. Planeta, México.
Piqueras, M; (2002-2004) El analfabetismo científico, un mal curable. [En línea] disponible en: http://digital.el-esceptico.org [Consultada el 9 de febrero de 2010]
Cabral,I; (2001) Alfabetismo científico y educación. [En línea] Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, México. Disponible en: http://www.rieoei.org/deloslectores/Cabral.PDF [Consultada el 9 de febrero de 2010]


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